Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

miércoles, 4 de agosto de 2010

Intuición.

Mi intuición resulta a veces de lo más inoportuna. No es de esas que espera tranquilita a que yo esté desocupada y ociosa. A ella le gusta interrumpirme. A veces, en el peor momento, se pone a tirarme de la manga mientras repite con voz machacona: "hazme caso, hazme caso". He aprendido que, lo mejor en esos casos es dejar lo que estoy haciendo y escucharla. Porque, si no, no me deja en paz. Y, porque, además, suele decirme cosas sensatas y acertadas.

Llevaba unos días un poco pesada. Claro, no me extraña, ella insistiendo y yo ignorándola. ¡Pobrecita mía! Pero es que era ponerme yo a escribir en el blog y ella...¡hala! ¡a ponerse pelma! En estos casos, como sabe que aunque no quiera, la oigo; empieza a hablar y no calla hasta que no ha dicho todo. "Llevas unos días escribiendo la que tal vez sea tu historia y a algunos de los que la leen no les queda muy claro quiénes son esos especiales que acaparan el protagonismo. Es culpa tuya, que no lo explicas bien".  Y así, un día tras otro, ¡lo que tengo que aguantar! Esta mañana cuando estaba yo escribiendo el anterior post  había demasiado silencio, faltaba algo. "A ver, ¡dónde estás tú ahora que no das la lata! ¿Te has quedado dormida? ¡Pues vaya porquería de intuición, que se me duerme!". "Que no estoy dormida. ¿Te crees que sólo el sueño me hace callar? Tantos años juntas..." (por el tono de voz, estaba un poco molesta). "Venga, no te me enfades, que seguro que quieres decirme algo".  Pero, como estaba enfadada, se ha quedado muda. Ni ruegos, ni carantoñas... ¡no le he sacado ni una palabra!

De pronto, algo me ha venido a la mente, de forma inesperada, un pensamiento rápido, algo que sabes que es así, pero no puedes explicar por qué. "Ahora, los que leen la que tal vez sea mi historia ya tienen claro quiénes son los especiales".

Y... mi intuición, muy calladita, me ha hecho un guiño y ... una frase ha llegado como una ráfaga y se me ha quedado ahí escrita, por dentro de la frente: "¿Ves, María, cómo yo también soy una intuición aséptica y profesional cuando quiero?". La cosa es... que espero que no tarde mucho en desenfadarse, porque me gustaba más de la otra manera.

2 comentarios:

  1. Dicen que la intuición es esa parte de la inteligencia de la que no tenemos conciencia. Supongo que hay que hacerle caso siempre. Bueno, casi siempre!

    Beso!

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  2. Peregrinopúrpura, pienso igual que tú. Además, en mi caso, creo que la intuición es mi parte más sensata; mejor escucharla.

    ¡Besos!

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