Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

miércoles, 6 de abril de 2011

Mi regalo de Navidad.


Zinaida E. Serebriakova, En el tocador. Autorretrato.


Esa mañana mi Espejo estaba rebelde. En vez de decirme que yo era la princesa más guapa de Reinoadoptivo,  me reflejaba con unos ojos llenos de sueño y un pelo mojado todavía sin desenredar. Unas cuantas pasadas con el peine de madera y... el espejo me guiñó un ojo. Me gustó. Me había olvidado de los guiños de los espejos de Reinoadoptivo; esas dos semanas en España, las Navidades familiares, el Fin de Año... habían hecho estragos en mi memoria. Ya sé por qué Espejo estaba de mal humor: creo que se siente abandonado cada vez que paso unos días fuera. ¡Pobrecito! Le dediqué una de las mejores sonrisas de mi repertorio. Me dí cuenta de que, si no empezaba a secarme ya el pelo, iba a llegar tarde a La Oficina. 

Abrí el cajón donde guardo los chismes para el pelo y, en vez de un secador lo que encontré fue un misterio. Ahí estaba... negro, con su enchufe, los botones... y... ¡con los cables al aire! Por alguna extraña razón, en mi ausencia, el secador había perdido su tapeta trasera. ¿Magia? ¿Fantasmas???? ¿Alguien se había paseado por mi casa y había trasteado con el secador? Me quedé con esta última hipótesis y decidí que era un buen momento para usar el secador de repuesto.

Siempre cuento lo que tal vez sea mi historia. Supongo que hay historias que mejor contarlas así. Pero hoy me he levantado yo rebelde, como mi Espejo aquella mañana. Por eso, hoy quito el "tal vez"; es algo que realmente y de verdad me sucedió: al regreso de mis vacaciones encontré que a mi secador le faltaba la tapeta trasera. Creo que es un buen motivo para pensar que alguien ha entrado en mi ausencia y ha revuelto mis cosas. Bueno... además de rebelde, hoy he amanecido sintiéndome la mejor Princesa de Reinoadoptivo y... me ha apetecido contarlo de esta manera.

¡Tengo que irme! Dentro de unos minutos, mi carroza se convierte en calabaza, mis cocheros en ratones y ... no quiero que, por culpa de las prisas, se me pierda uno de mis zapatos.





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domingo, 3 de abril de 2011

Mi historia, mi casa.




Stanislav Yulianovich Zhukovsky, Mayo alegre.

Dentro de media hora sonará el despertador. Pero yo ya estoy despierta, de hecho no he dormido nada esta noche. He estado haciendo el equipaje. Mañana se acaban los días de vacaciones que me quedaban del año pasado y dentro de unas horas, toca volar. ¡¿Quién sabe?! Tal vez nos encontremos en el avión. En una maleta, la ropa, unos zapatos nuevos (son mis primeros zapatos normales en mucho tiempo, aunque todavía no tienen tacón)... y en la otra... algún libro, unas aceitunas negras sin hueso, un par de revistas, un bote de mermelada de mi madre, un paquete enorme de uno de esos tés raros...

Unas horas de autobús, avión, taxi o tren desde el aeropuerto. Y llegaré a mi casa. Supongo que, en mi ausencia habrán entrado, habrán tocado mis cosas. Tal vez hayan, incluso, estropeado algo)... No lo sé. Pero, de algo estoy segura: de que, hayan entrado, salido, tocado, roto...  Yo... abriré mi maleta, sacaré uno de mis libros, pondré mi música, meteré mi lata de aceitunas en mi armario, me prepararé una taza de mi té raro y pondré un poco de mi mermelada en un cuenco pequeño y me sentiré en casa porque... hagan lo que hagan los especiales, ese piso es mi hogar.


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