Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

lunes, 21 de mayo de 2012

Trucos multiuso.


Robert R. Falk, Muebles rojos.

Hace ya un tiempo, alguien que conocía mi afición a pintar y barnizar muebles me pidió que le escribiera en un papel los pasos para barnizar un taburete viejo que tenía por casa. Le apunté todos los pasos y, además, unos cuantos puntos básicos a la hora de trabajar con acabados de madera. Mientras escribía, me dí cuenta de algo muy curioso: que los consejos básicos para trabajar con madera funcionan, eso sí, con unas pequeñas adaptaciones, a la hora de relacionarnos con otras personas. ¡A ver qué os parece!

  • Hay que trabajar la madera siempre en la dirección que marca su propia veta. De otra forma, estás condenado al fracaso.
  • Un barnizado o pintura impecables son el resultado de una cuidadosa preparación de la madera. Para que quede bien, no basta con llegar y darle unos brochazos de barniz. Requiere un proceso previo, casi un ritual, que hay que cumplir con esmero.
  • Identifica a tiempo los muebles de los cuales no puede sacarse nada por mucho empeño que se ponga. Ese mueble es un trasto inútil. ¡Sé realista desde el principio! De lo contrario, cuando te des cuenta, habrás desperdiciado tiempo, materiales, trabajo y ...¡expectativas!
  • En la restauración de un mueble, hay que ir siempre de menos a más. Hay que empezar por el procedimiento más suave y,  sólo si éste no funciona, pasar a otro más invasivo.
  • A veces, no queda otro remedio que utilizar un producto agresivo. En ese caso, nada más terminar, hay que aplicar una sustancia que lo neutralice.
  • ¡Cuidado con la carcoma! Una vez que ha entrado, eliminarla es un proceso muy trabajoso y, además, el mueble ya nunca queda igual: bien sean esos pequeños agujeritos no muy profundos que se rellenan con cera (que siempre se acaban notando, porque, además, tú sabes que están ahí) o incluso esas galerías que debilitan tanto la pieza que hay que consolidarla con resinas endurecedoras.
  • En un chamarilero pueden encontrarse tesoros: unas veces bajo una capa de mugre, otras, bajo cinco de pintura. Están ahí, esperando a que sepas verlos y devolverles su encanto.
  • Trabaja siempre con una bata, unos guantes o, incluso, si te hace falta, con una mascarilla. Para que el mueble quede bien, no es imprescindible que tú te estropees la ropa, ni que te manches las manos, ni que respires el  gel quitapinturas ... 
  • La madera no es plástico; es algo vivo. Hay que tener en cuenta que las condiciones ambientales que la rodean van a influir mucho en su aspecto.
Y, sobre todo, que incluso el mejor y más elaborado de los muebles, esa pieza perfecta y con un acabado impecable, requiere unos cuidados de mantenimiento.