Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

martes, 29 de junio de 2010

Minorías étnicas.

Alguien me dijo que todos formamos parte de una minoría y yo, rápidamente, llegué a la agradable conclusión de que yo formaba parte de, al menos, tres o cuatro minorías. Me gusta; pero no porque haga de ello una bandera, ni porque me considere una especie de elegida; me gusta porque tener conciencia de mis minorías y sentirme bien dentro de ellas, significa que me acepto como soy y que soy capaz de asumir las consecuencias que, a veces y en algunos lugares, tiene el ser diferente.

Aunque algunas veces la minoría tenga un punto aristocrático, un estar por encima de los demás; es mucho más frecuente rechazar (o, al menos, mirar con prevención) lo que es diferente. Supongo que la mayoría de las veces es por miedo: miedo al "contagio", a que los demás piensen que tú eres también minoritario y no te acepten; miedo a que el contacto con otras formas de ver la vida te revuelva tus esquemas; miedo a tener que plantearte por qué tú formas parte de la mayoría y no poder darte respuestas...

Me resulta curioso ver qué efecto tan diferente causa en una persona el verse rechazada o simplemente cuestionada a causa de no ser como los demás. He visto personas a las que esto les hace increiblemente tolerantes, que no quieren que otros pasen por lo mismo. Otros, al contrario, parece que han aprendido bien la lección y saben cómo marginar: al fin y al cabo, lo han experimentado ellos mismos; éstos son los más crueles e implacables.

Y... los dobles raseros. Sencillamente ¡incomprensible! Nunca he logrado entender a esas personas que piensan que sólo hay una minoría buena y socialmente aceptable: aquella a la que ellos pertenecen. Son esas personas que se consideran con derecho a disfrutar de la tolerancia de los demás y, a la vez, de que los demás soporten su intolerancia. 

Al final, resulta que el concepto "minoría" es relativo. Eres de la mayoría mejor considerada aquí y ahora; eres minoría rechazada, e incluso perseguida, allí. Lo que te hace ser la estrella de un grupo es por lo que en otro te apartan. Por eso, mejor no dedicarse a aceptar o rechazar, en una palabra a juzgar y a ejecutar la sentencia. En realidad, creo que la frase no era acertada del todo: no es que todos pertenezcamos a una minoría, sino, más bien, que todos tenemos cosas que nos hacen diferentes y peculiares y que, en definitiva, ponen un poco de color y salvan de la monotonía.

7 comentarios:

  1. Yo en mi mismo soy una minoría absoluta.

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  2. Muy buenas tus palabras, con mucha razón nada que añadir…, a no ser que también está la minoría o más bien la mayoría de hipócritas que de cara te sonríen y de espaldas te rechazan...
    El complejo ser humano.

    Besos.

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  3. Maria soy de tu minoria! muy lindas tus palabras... como dice campoazul... creo que los has expresado muy bien...

    Si pertenecer a la mayoria implica ser hipocrita y no aceptarme o mostrarme tal cual soy por miedo a sentirme rechazada sencillamente soy de la minoria...

    En verdad creo que todos somos minoria y mayoria...

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  4. Tom: ¡eso suena interesante!

    Gracias, Campoazul. Sí, tienes razón, los de "doble faz", aunque, creo que muchas veces no es difícil detectarlos (¡menos mal!!!). ¡Bienvenida!. Besos.

    Cande: ¡Gracias! Y... me has aportado algo nuevo, que todos somos, también, mayoría. ¡Buena observación!

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  5. Yo odio lo de yo soy normal,¿quién marca la norma?¿la mayoría?nunca, siempre son una minoría de desaprensivos.

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  6. Pseudosocióloga, sólo dos palabras: tienes razón.

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  7. Perros,

    Gracias por tu visita. Ahora voy y me paso por tu casa.

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