Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

sábado, 15 de mayo de 2010

"Mira que a tí y a mí nos han pasado cosas en este país y, sin embargo, nos sigue gustando tanto", me dijo T, de camino al metro. "Es... una atracción fatal", le contesté, sin haberlo pensado. "Sí... una atracción fatal".

2 comentarios:

  1. queremos mas historias!!!!!!!
    quiero saber mas de J? que paso? necesita psicoanalisis urgente! a veces lamentablemente...nos cruzamos con estos personajes que no hacen otra cosa que ensenarnos que uno tiene que vivir la vida sin molestar a nadie....

    Idola Maria!

    saludos

    Cande , Buenos Aires!

    Ya sos internacional!

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  2. Cande... ¡ahí van más historias!

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