Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

jueves, 13 de mayo de 2010

Para J., sin rencor.

Entre tus innumerables malas costumbres, había tres que me exasperaban: que te jactaras de ser espía; esa desagradable obsesión tuya por demostrarme a cada momento que tenías acceso a todo lo que pasaba por mi línea telefónica y tus demasiado habituales llamadas después de la una de madrugada. Una de esas llamadas... "mis amigos saben muy bien cómo colocar cámaras de vigilancia en las lámparas". En la cama, echada de espaldas a esa pared en la que se estropeaban siempre los enchufes, levanté los ojos y miré hacia arriba, a la lámpara  que estaba encima de mí: las bombillas se fundían con demasiada frecuencia. Me hice un ovillo, y pasé horas o minutos, anestesiada, sin pensar, sin sentir.

4 comentarios:

  1. Hola María, por lo que cuentas parece que más que hacerte un ovillo tendrías razones para desenrollarte.
    Un saludo.

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  2. Hola Walden.

    Me ha gustado mucho tu comentario. Es realmente ingenioso. ¡Inmediatamente me ha venido ala imaginación un ovillo de lana desenrrollándose! Y... respecto al post...Mmmm... ¡Esto no es lo que parece!!!! Dejémoslo en... relato breve, que toma como protagonista a la figura del “espía de cabecera”, con un grado de fidelidad a la realidad entre el 0 y el 100%, y narrado en segunda persona para darle un toque más impactante. Y... ahora que lo pienso... no es simplemente un relato, sino el primero de una trilogía o, quién sabe, de una saga de “mini relatos”. El segundo relato sería algo así como... “J. se dedicaba a investigar. M. era parte del trabajo de J. M tenía una regla muy estricta: no mezclar trabajo y placer; regla que nunca rompió, sobre todo porque... jamás le apeteció romperla”.

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  3. Hola Maria! nose quien es J, pero por lo que leo parece ser una persona bastante insegura de si misma.. mezcla de Big Brother y de psico...

    Como siempre muy bueno el blog!

    Espero que te encuentres bien

    saludos

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  4. Sí, "inseguro, mezcla de Big Brother y psico" (¡buenísima y concisa descripción!). Y... además...¡de hemeroteca!

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