Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

miércoles, 14 de julio de 2010

II

“Alguien te esperará en el aeropuerto, te llevará en un coche con matrícula especial”. (J., por teléfono, unos días antes de mi llegada). Yo no solía hacer caso de las extravagancias de J., más bien, las consideraba fruto de un golpe de calor, o efecto secundario de alguna de las distintas sustancias que tomaba; o producto de algún desajuste neuronal o … Con el tiempo, aprendí que J. daba la información importante disfrazada de sinsentido, que tenías pensar y sacar la frase de su envoltorio de locura; pero, para comprender todo eso necesité tiempo, mucho tiempo; por aquel entonces...



“...en un coche con matrícula especial”. Por un momento, la frase me pasó por la cabeza. Pero era tan absurdo, completamento ilógico. No tenía ningún sentido. Era uno de los absurdos esos que decía J. de vez en cuando. F. tenía un coche con matrícula especial. (De hecho F. era alguien especial, vida especial y sueldo especial. Era casi colega de Pablo y, supongo que, en más de una ocasión su trabajo tenía algo que ver con J. Pero, en el coche iba la María de entonces, la que pensaba que eso tan especial de los martinis con vodka y de las licencias para matar sólo existía en las películas). Y... no le dí ninguna importancia. No era consciente de que, en realidad, F. no me llevaba a mi hotel, sino a un lugar del que no se retorna.


Un día te metes en un coche y piensas que te llevan a tu casa, a tu hotel, que te acercan a una cita. Pero... no es así. El destino final es una pesadilla de la cual es difícil despertarse. Y... no lo sabes. Vas en el coche, ponen la música que te gusta y te sonríen. De repente, si tienes suerte, te das cuenta de que por ahí no se va a tu casa o a tu hotel o a tu cita. Y lo dices. El conductor sonríe de otra manera y … te hace vislumbrar algo. Le dices que pare o no se lo dices: esa es tu opción. No importa lo que tú quieras, “te has subido en el coche, eres propiedad nuestra”, él sigue hacia adelante. No te gusta el destino, piensas que quizás estés a tiempo para tirarte del coche en marcha y ... bloquean las puertas. Tal vez desistas, tal vez hayan conseguido meterte el miedo en las tripas. O... sigues intentándolo. ¿Eres hábil? ¿Y fuerte? ¿Imaginas bien y rápidamente? ¡Enhorabuena! Tienes posibilidades. Una maniobra inesperada y... el que conduce pierde por un momento el control del volante. Aprovecha el momento, luego será más difícil. Tírate del coche; en marcha; arriésgate; vas a lesionarte, seguro; pero... corre el riesgo... quedarse dentro es peor. Y ahora... corre sin pararte. No importa en qué estado te encuentres, con piernas rotas o con moraduras; simplemente, corre. No seas previsible, zizaguea, usa calles secundarias, despístales si puedes. Y... mira hacia todos los lados, no te relajes. Corre hacia adelante, sin pararte; con sueño o con hambre; cansado o enfermo; corre.



Una vez que te han metido en el coche... aunque tú no quieras, van a seguirte siempre, vayas por dónde vayas.

***

Hace muchos años, en, llamémosle M. (una ciudad a cuatro mil kilómetros de distancia, que no necesariamente empieza por esa letra), yo les gusté (a ellos, a los especiales); al menos, eso fue lo que me dijo J. Me eligieron como se elige al pato al que vas a disparar. Y...



¿Vas a tener paciencia para escuchar a trozos una historia muy larga? ¿Para... no obtener nunca conclusiones inmediatas? Y... ¿para no poder pasar las páginas a tu ritmo?

Por si acabas de incorporarte a la historia:

6 comentarios:

  1. No te irás de vacaciones y nos dejaras a medias....¿verdad?. ;)

    Besos

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  2. Claro, tu dale que yo te sigo.

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  3. Espero que no te moleste pero esto va un poco lento...

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  4. Si puedo elegir, yo le daría un poco mas de caña, que soy muy impaciente y me estoy quedando sin uñas ya...

    Besos.

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  5. Dijiste:-mañana más, y han pasado seis días, un poco "demasiao"¿no?.

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  6. Gracias por pasaros por aquí y por los comentarios. Síiiii... he ido lenta, con paradas... soy consciente de ello y me hubiese gustado hacerlo de otra manera. Pero... he llevado unos días complicados y no he encontrado el tiempo ni, mucho menos, la tranquilidad para sentarme a escribir.
    Besos

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