Kazimir S. Malevich, Mujer con rastrillo.
En pie, ante un mar y un cielo desproporcionados con las medidas humanas; hecha de piezas de varios colores encajadas unas con otras y con un rastrillo en la mano. Está serena y preparada. Creo que, de un momento a otro, se dispone a ir a su trabajo. No va a salir corriendo; no quiere quemar fuerzas en el camino, que el día pinta duro. Sabe exactamente lo que le espera: un pequeño trozo de tierra lleno de malas hierbas. Es consciente de aquello con lo que cuenta: un rastrillo, no muy grande, quizá no demasiado fuerte, pero una herramienta, al fin y al cabo; y ... además del rastrillo, están sus manos, a las que las horas trabajando la tierra han hecho hábiles y sabias.
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Llevo unos días cerrada por inventario. Haciendo recuento de mí misma. Suena a principio de etapa, a cambio radical. Pero no es así. No es que quiera dar un giro de ciento ochenta grados; sino que estoy haciéndole una limpieza general a mi vida: sacar todo, tirar, guardar, clasificar, arreglar y comprar cosas nuevas. No va a resultarme tan complicado... ¡tengo un rastrillo en la mano!
Es que este es el verdadero comienzo del año... El fin del verano y el comienzo del resto de la vida, al menos en este Hemisferio Norte. De pequeñas coincidía con la vuelta al cole, de mayores, con el ansia de no volver siempre al mismo punto y volver a vivir las mismas tediosas cosas. Ánimo y Suerte, es bueno tirar lastre.
ResponderEliminarHago lo mismo que tú varias veces al año. Únicamente se vive una vez y, de vez en cuando, la vida de uno exige ciertas "reestructuraciones" simple y llanamente porque se pretende mejorar algunos de los aspectos que la conforman o modificar aquellos que no nos terminan de convencer. No es un cambio radical, para mí es algo así como ir a la peluquería para "sanear las puntas".
ResponderEliminarNo sé si coincidimos en motivos, pero sí en la acción. Saludos.
¡Qué bonito lo has contado!
ResponderEliminarQue este inventario de ti misma sea provechoso y lleno de satisfacción, y que ese rastrillo sea un excelente medio para alcanzarlo.
Muchos besos =)
Buff...!! Yo hago de esas limpiezas cada dos por tres y me sientas genial, ojala consiga hacer el mismo efecto en ti...
ResponderEliminarBesitos.
Venga....pues cuando acabes me lo pasas.
ResponderEliminar¡Que te diviertas!
;D
Cada tanto hay que limpiar el desván de uno mismo. Pasarte la aspiradora por el espíritu. Tirar todo eso que ya no sirve.
ResponderEliminarBesos!
PD. No conocía a Malevich, pero ahora me enteré un poco de quién era.
Amanita Faloides, la verdad es que no me lo había planteado, pero, después de mucho tiempo teniendo que hacer esto, me pongo en ello justo a principio de curso. Tienes razón, el verdadero comienzo del año. Supongo que será que en el inconsciente nos queda la vuelta al cole y … ¡Ah! ¡También soy de las que empiezan la dieta los lunes! Creo que es todo lo mismo. Gracias por tus ánimos. :)
ResponderEliminarBesos
¡Hola, María! No se me hubiese ocurrido la expresión “sanear las puntas”; pero es exactamente eso: nada de cortes radicales, ni mechas... ¡Se nota que tienes práctica!
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias, Chica de la Farmacia, por tu comentario y tus buenos deseos. Por cierto, creo que, además del rastrillo, no me vendría mal un “suplemento”... ¿te sobró alguno de aquellos dulces que pusiste en tu post del día de la dulzura?
ResponderEliminarMuchos besos
Campoazul,
ResponderEliminar¿Te sientan genial? El hecho de ver que estas cosas funcionan en otros anima bastante.
Besos
¡Hola, M.a.!
ResponderEliminarNo hace falta que acabe para poder pasarte el rastrillo. Tengo alguno de sobra. Si me dices adónde, ahora mismo te hago un envío virtual. ;)
Has dado justo en la diana: hay que pasárselo haciendo la limpieza, porque, si no, no se hace bien. De hecho, tengo ya algunas ideas para darle un punto divertido.
Un abrazo
Peregrinopúrpura,
ResponderEliminarAdemás, cuando te deshaces de todo lo inútil, te queda mucho sitio libre.
Me alegro de que os hayáis conocido con Malevich; estoy segura de que os llevaréis bien. Lo mío empezó con una postal de un cuadro de Kandinsky que compré en algú museo cuando tenía unos diecisiete, dieciocho años. ¡Me enamoré! Empecé a buscar cuadros suyos y me gustaban mucho. Poco tiempo después, un maravilloso libro acerca de Kandinsky y “demás compañeros de pandilla”, me desequilibró mi presupuesto mensual de estudiante. Así fue como los conocí. Y, la verdad es que no podría empezar a dar una explicación técnica de los cuadros, pero, cuando los veo, me gusta la sensación que me producen.
Muchos besos
Ohhh, pero ¡claro, amiga! He decidido transformar la semana de la dulzura en el año de la dulzura. Ten la certeza de que nunca faltaran chocolates en Café Klyuch... Eso sí, ojo porque tengo amigos muy golosos, cuidado y no se peleen por quién come más.
ResponderEliminarBesos y Toblerone(s)
Pues, hala, adelante con ello!
ResponderEliminarA lo mejor en lo que dura el trayecto, puede hacerse penoso, pero te aseguro que después de haber limpiado tu vida de "elementos" innecesarios, te dejará un buen cuerpo que paqué!
Ánimo, preciosa.
besitos
Chica de la Farmacia, lo de "año de la dulzura" suena tan bien... No importa que tengas amigos muy golosos, que ¡hay dulces para todos!
ResponderEliminarBesitos
Frabisa, muchos besos y gracias por el comentario.
ResponderEliminarBueno a mi me viene hasta bien que estés ocupada en otras cosas porque entre las vacaciones, jefe nuevo, niño al cole......me tengo que poner al día contigo y no saco tiempo!!
ResponderEliminarAcertadísimo el cuadro de Malevich.¿Qué fue primero, el cuadro o el artículo?
ResponderEliminarCambia, reinventate! Siempre es a mejor!
ResponderEliminarPilar,¡No me extraña que no tengas tiempo!
ResponderEliminarBesos
Pseudosocióloga,
ResponderEliminarPrimero pensé acerca de lo que quería escribir. Pensé en un cuadro que ponerle y salió éste (me gusta Malevich). El cuadro me sugirió la primera parte (lo azul) y hablar al final del rastrillo.
¿A qué es un cuadro bonito?
Besos
¡Eso espero, Tom!
ResponderEliminarBeso