¿Qué es lo que está pasando? Hasta ahora, yo nunca había parado, ni, mucho menos, retrocedido. ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué no te ajustas a lo que yo esperaba? Yo hago mi parte, la hago bien, como con todas; haz tú la tuya. Miedo, tienes que aprender a tenerme miedo. Tu miedo sería la solución a nuestra historia.
¿Se puede saber qué es lo que te crees? ¿mejor que otras? Esas negativas tuyas... ¡ya las voy a arreglar yo! ¡Sabrás lo que es bueno! Ahora vas a sentir miedo. Voy a por tí. Voy a aislarte. Te destruiré como persona y entonces, ya serás mía.
¿Qué es todo esto? ¿Alguien que se obsesiona con una mujer? ¿Un maniaco? ¿Rasgos de maltratador? No. Es, simplemente, una metáfora del cortejo de los especiales. Es el método que han empleado conmigo para intentar captarme. Pero, para aquellos a quienes les guste más algo concreto, sin adornos y exacto, aquí va una especie de hoja de ruta, demasiado esquemática como para recoger todos los matices y en la que he separado cosas que, a veces, se mezclaban.
- Alguno de sus cazatalentos (yo los llamaría mejor oteadores de caza), en mi caso fue J. (al menos, eso creo), echa el ojo a la presa.
- Te vigilan discretamente, sin que te agobies. Alguno de los suyos está siempre cerca de tí, trata de trabar amistad contigo... (J., otra vez).
- Poco a poco, la persona que han puesto cerca de tí, va demostrándote que maneja cierta información... Hasta que llega un momento en el cual te dice, más o menos abiertamente, que trabaja para los servicios.
- Paralelamente, vas siendo consciente de la vigilancia que hay a tu alrededor. Hasta que llega un punto en el cual es axfisiante.
- El miedo como instrumento de dominación: hacen de tu vida un infierno. Tú todavía no has dicho ni sí ni no. Ni siquiera te lo han preguntado. Pero convierten tu día a día en una película de miedo; una persona aterrorizada no es, muchas veces, dueña de sus decisiones ni de su voluntad. Y además, cuando te hayan destruido harán contigo lo que quieran.
- Llega el gran momento: la persona que han puesto cerca de tí ya te ha demostrado que es un interlocutor válido y … te tantea. “Sabes... les gustas... podrías ganar bastante dinero...”.
- Ahora: el camino se bifurca. Dices sí, dices no (“me lo pienso” no es una respuesta válida). ¿Has dicho sí? Entonces, ya me contarás como sigue. ¿Has dicho no? Ya lo sé: bienvenido a la peor de las pesadillas, veinticuatro horas al día, vayas adónde vayas.
Hoy estoy ante mi gran momento culebrón de sobremesa (¡Dios mío! ¿Será un efecto del calor? ¿Esto es transitorio?). Pero, eso sí, he tratado de que no se note, ni siquiera en el final:
No os perdáis en el próximo capítulo:
- El momentazo en el que J. me "tira los tejos".
- ¿Me das tu opinión?
Por si acabas de incorporarte a la historia: