Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

domingo, 12 de febrero de 2012

Adiós, piso (I)

Los últimos días en el viejo piso fueron una auténtica pesadilla. Cuando miro hacia atrás, ni yo misma soy capaz de creer algunas de las cosas que sucedieron. Me sentía atrapada, con las manos atadas. No quería estar allí ni un minuto más; pero, al mismo tiempo, me resultaba complicado salir. Embarcarme en una nueva búsqueda de piso, hacer una nueva mudanza... me parecía una misión imposible: la de por sí escasa oferta de pisos de alquiler en esta época del año es todavía menor para una extranjera; el desembolso económico es muy grande y, además, dos años después del atropello, aunque aparentemente estoy bien, no he logrado, ni en mucho, llegar al cien por cien de mis posibilidades.

El casero apremiaba para renovar el contrato y yo no tenía ninguna gana de atarme durante más tiempo a ese piso. Fui dando largas todo lo que pude. Pero, el día D llegaba: tenía que pagarle ese mes y ya no podía dar más evasivas a lo de la firma. Deseé con todas mis fuerzas que sucediese algo que me diese unos días más y ... ¿creéis en los milagros? ¡yo sí! (normal, dada mi condición de católica).

- No puedo quedar con usted hasta el martes (era jueves) porque me voy de viaje.


No podía creérmelo. Tenía más de cuatro días para arreglar mi vida. Eso era todo un regalo.

Tuve uno de esos arranques terribles de esos que las personas tranquilas tenemos unas pocas veces en la vida: me lancé a la búsqueda de un piso.


  • Jueves por la tarde: busco. 
  • Viernes: Piso perfecto, un poco más pequeño que el anterior; pero me cabían todos los muebles. Hablo con un agente para que se ocupe de los trámites.
  • Sábado: El piso es bonito. Tiene una pequeña terraza cubierta, con esas vistas que sólo da un piso 20. Hay un montón de cosas (algunas, como es habitual aquí, auténticos trastos) que retirar. Va a gustarme mucho vivir aquí. ¡Prueba superada!
  • Domingo por la mañana: llamada del agente. No me alquilan el piso (por fin, no "pueden" retirar sus cosas). Faltan menos de dos días. Me ofrece esperar al mes que viene y buscarme otras alternativas... No sé... tengo que pensar. Me concedo un par de horas para la desesperación.   El martes viene el casero, no puedo retrasarlo. No quiero estar más tiempo en ese sitio... Es tarde para un plan B... Quiero llorar...  Pasado mi "tiempo de desesperación", me dedico a pensar, a tratar de encontrar alternativas. Doy vueltas, más vueltas y... llamo a mi agente:
- De acuerdo, vamos a buscar otras opciones. Tenemos unos días más.

Acababa de tomar una decisión: encontrase piso o no, yo no iba a dormir ni una noche más en esa casa.


Maria V.Yakunchikova- Veber. Desde la ventana de la vieja casa.




Por si acabas de incorporarte a la historia:




14 comentarios:

  1. ¡Ála!...y te quedarás tan pancha, dejándonos así...a medias.
    Lo de la condición de católica "shocked me".

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    1. No os dejaré a medias. ¡Palabra! Tengo ya casi la segunda parte, sólo que, para un post, me parecía demasiado largo y pesado. Además, mira el lado bueno, así, en la misma historia, disfrutas de dos cuadros diferentes.

      Lo de ser católica supongo que a veces choca. Nooo, no voy a caer en eso de decir "no, pero si yo soy muy normal" (entre otras cosas, porque asumo que alguien normal no hace las cosas que yo hago!!!). Pseudo, todos y cada uno formamos parte de una minoría (o de varias, incluso). Lo importante es que tu minoría respete a los demás y, por supuesto, que los demás te respeten a ti. Seguro que tú también formas parte de, al menos, una o dos minorías ;)

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  2. Oye que bonita las vistas desde esa ventana. Al casero le va a dar un yuyu si le dices de la noche a la mañana que te vas, aunque yo en tus circunstancias me hubiera ido incluso sin avisar... Buf.

    Besitos.

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  3. Un casero como ese se merece todos los yuyus del mundo ;) Aunque, si el piso tuviese una ventana así, no sé yo si no merecería la pena aguantar un poco más.

    Besitos

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  4. Estoy deseando conocer la continuación de tú emocionante historia. Para tí, es vivir con el alma en un puño.
    Un beso beso.

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    1. Si, con el alma en un puño. A veces, relativizo; cuando hay un momento bueno, lo disfruto intensamente; pero, acostumbrarme... ¡de eso nada!

      Besos

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  5. A veces, cuando uno cree que las cosas no se van a resolver, se resuelven misteriosamente. A veces...

    Besos!!

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  6. ¡¡¡Y nos dejas a medias!!! Habías conseguido que aguantara la respiración a ver cómo se solucionó el tema XD.

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  7. Sí, llevas razón, así podremos apreciar otro cuadro, pero hija... nos dejas en ascuas.
    Venga, que si no no sabemos a dónde tenemos que ir a festejarlo.
    Un beso.

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    1. No os quedéis en ascuas, que, al final, las cosas salieron bien.

      Besos

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  8. Hola: recien entró a tu historià, me gusta tu estilo de escritura. Voy a ir ha repasar un poco lo que has escrito.
    Me quedo y te sigo.

    mariarosa

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  9. Hola Mariarosa, gracias por quedarte.

    Un abrazo

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