Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

miércoles, 25 de abril de 2012

Algunos de esos regalos...

... que me han tocado especialmente el corazón.

Un cuaderno con tapas de plástico gris.

- Me gusta mucho tu cuaderno, ¡con las hojas sin rayas ni cuadros! Además, las tapas están muy bien. ¿Dónde lo has comprado???

- No es comprado, encuaderné unos folios. A mí también me gustan sin rayas ni cuadros.
(Mientras decía esto, C. arrancaba rápidamente las tres o cuatro hojas que tenía escritas).

- Toma, ¡es tuyo!

Un "de tu amigo imbisible"


Yo estaba al cargo de un grupo de niñas de siete y ocho años en una colonia de verano. Al volver de la ducha, encontré mi cama hecha. Era la sábana con más bultos y arrugas que había visto yo en mi vida. La vuelta de la sábana estaba torcida y por debajo del colchón sobresalían unos trozos de tela. Pero, encima de la almohada había una hoja de cuaderno (¡esta vez, de cuadros!) con un "de tu amigo imbisible" escrito en letra infantil. El cartel cambiaba mucho las cosas, de repente, la cama parecía de hotel de cinco estrellas.

Una ducha de agua caliente

Había sido un día agotador. F y yo éramos los últimos en el turno de duchas.

- Este agua está sólo tibia. ¡Nos hemos quedado sin agua caliente!

Desde la ducha de al lado:
- Cierra el grifo y vuelve a abrirlo. No me importa ducharme con agua fría. Así te saldrá a ti caliente.

De momento me sentí egoísta. A nadie le da igual ducharse con agua fría. Tuve la tentación de decirle que no, que estaba bien tibia para los dos... Pero rápidamente comprendí que, de todos modos, F no iba a abrir el agua caliente; que me estaba haciendo un regalo y que lo mejor que yo podía hacer es disfrutar de la ducha y darle las gracias.

Unos pendientes de perlas...

... que me regalaron mis padres en Navidad. Fue el último regalo que me hicieron juntos; a los pocos meses, mi padre nos dejó y se fue a ese lugar en donde no hay dinero, ni tiendas, ni cosas. Ahora es mi madre la que compra los regalos.

Un libro y una caja marrón chocolate para guardar los collares

Mi amiga M me pidió ayuda para comprar algo a alguien misterioso. No era difícil saber que el regalo era para mí. Así que elegí dos cosas que me apetecían y me gustaban.

- Toma, para ti.

- No sé cómo lo has hecho; pero me has comprado justo lo que yo quería.



Robert R. Falk, Libros

Una gramática alemana

Cuando iba a pagar mi gramática, C entregó rápidamente su tarjeta.

- Me apetecía regalarte algo porque sí.

Un "Recuerdo de Burgos"


A Sara le compraron su primer monedero con ocho años. Con el dinero que, entre unos y otros, le dieron para que lo estrenara, me compró un regalo. Era un plato blanco, con el dibujo de una iglesia en gris y con un filete plateado. En la parte de arriba se leía "Recuerdo de Burgos".

Otro libro


Iba a comprarme uno de esos libros intrascendentes que, sin ser grandes obras maestras, cumplen muy bien su función: hacerte reír. Se lo conté a mi amiga A por teléfono. Su respuesta fue un tanto enigmática:

- No se te ocurra ir mañana de compras, no vaya a ser que te compres algo que no debes.


La respuesta era rara; pero... A era una buena amiga, y a las buenas amigas no hace falta pedirles explicaciones cuando dicen cosas raras. Además, iba a verla en dos días.

- Toma, el libro. Casi me pones en un aprieto. Cuando hace dos días me dijiste que te lo ibas a comprar...¡A ver qué hacía yo, que te había comprado uno igual!


Una medicina para el catarro

Era mi primer verano en Paísadoptivo. Cuando llevaba allí sólo unos días, un catarro aguafiestas se vino conmigo. Traté de que no me amargase el viaje, y decidí no hacerle caso, vivir como si él no existiera. Pero... era un catarro pelma y persistente y muy bueno en su trabajo. Un día me ganó la partida y tuve que quedarme en casa. Por la tarde vino a casa Y, el amigo-que-estaba-acabando-medicina de uno de mis compañeros de piso. Al verme en pijama, con cara de anuncio antigripal y tosiendo, me hizo todas esas preguntas que hace un médico en esos casos. Al día siguiente me trajo una medicina y la canción del verano (que hacía unos días le había dicho que gustaba mucho). Por supuesto, al catarro plasta no le quedó otro remedio que marcharse lejos.



Éstos son sólo unos pocos de los muchos que me han tocado el corazón. A decir verdad, cualquier regalo que alguien ha buscado para mí, al que ha dedicado tiempo (en comprarlo o en hacerlo), en el que ha puesto ilusión... me hace feliz. Lo que cuenta no es el valor material, sino todo aquello inmaterial que, de alguna manera, se envuelve con el regalo: cariño, detalle inesperado, ganas de hacer feliz, esfuerzo para encontrar el regalo que la otra persona quiere, regalar algo que no se pueda comprar...

Porque... al final, sea cuál sea el regalo, lo mejor es ... ¡la persona que te lo regala!







10 comentarios:

  1. Ay, que tierna esta entrada, me has tocado el corazón…
    Jamás se olvidan esos regalos o detalles que salen del cariño de quien los hace, a veces ni siquiera importa como sean pero siempre están en la mejor vitrina que se haya inventado.


    Besitos.

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    1. Muy bonita tu manera de decirlo: "que salen del cariño".

      Besitos

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  2. Desde luego, los mejores regalos son aquellos en los que sabes que la otra persona ha puesto todo su cariño. Y cuando eres tú quien ha hecho ese regalo especial... la cara de la otra persona no se paga con nada.

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    1. También me gusta hacer regalos y, como tú dices, la cara de la otra persona... ¡no tiene precio!

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  3. Pues sí, los mejores regalos suelen ser intangibles, aunque siempre está muy bien poder poner la vista encima de algo físico y recordar ese momento y a esa persona.

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    1. A veces guardo cosas porque tienen algo de la persona que me las regaló. Y me gusta mirarlas y ver a esa persona.

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  4. Que bonito, a mi se me cae la lagrimilla.Por supuesto me ha "llegao" el del amigo "Imbisible".

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    1. Gracias, socióloga. Seguro que tu "Churumbel" alguna vez te ha hecho algo de ese tipo.

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  5. Me mató el "amigo imbisible"!! Jajaja!! Aquí te envío un regalo musical:
    http://www.youtube.com/watch?v=mmCnQDUSO4I

    Besos!!

    PD. Te envío también una brisa de aire fresco. Ssschuissss!!!

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    1. Muchas gracias, ahora mismo estoy escuchando tu regalo. ¡Me gusta mucho Shostakovich! Respecto a la brisa de aire fresco, necesitaba una; pero no sabía cómo conseguirla.

      ¡Besos!!!

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