Ahí estaba yo en la sala de espera del traumatólogo, en medio de una de esas ceremonias importantes que marcan para siempre: ponerme el zapato izquierdo. Ni siquiera quité los restos de yeso que me quedaban en el pie; me puse un calcetín encima. Metí la mano en la bolsa ... ¡que bonito era mi zapato! ... Empecé a sentir cómo algo firme y a la vez flexible arropaba mi pie. Por un instante ... me sentí Cenicienta.Y... yo que andaba hacía tiempo buscando el principio de un nuevo cuento en mi vida...

jueves, 6 de enero de 2011

Una historia de terror.



Alexei K Savrasov, Pronto será primavera


Psicofonías, poderes telepáticos y episodios de catalepsia. Es parte de una realidad con la que me toca convivir día a día. No, no es que yo sea la niña del exorcista, ni que viva en Elm Street. Es mi teléfono, que está poseído. O, si no, ¿qué otra explicación puede tener? Tiene una apariencia muy normal, y sus orígenes están fuera de toda duda: lo compré yo misma en el híper; pero se comporta de una manera extraña.

Psicofonías

Algunos días, en mitad de una conversación, la voz de mi interlocutor se convierte en una especie de sonido siniestro, a veces ininteligible. Aunque, en realidad, yo no veo a la persona, con lo cual no estoy segura de que sea el teléfono; a lo mejor me relaciono con gente que, de repente y por las buenas, va y se transfigura en fantasma afónico. ¡Quién sabe!

Telepatía

Al comprar el teléfono, hice una ganga tan buena que, cuando pienso en ello, me siento como si hubiese estafado al vendedor. ¡Menos de veinte euros y tiene un accesorio última generación!  Es una antena invisible que transmite mis conversaciones por vía telepática. No, claro, obviamente no he visto la antena (las antenas telepáticas creo que son siempre invisibles); pero estoy segura al cien por cien: es muy fácil, yo digo algo por teléfono, siempre dentro de unos determinados temas, y, al día siguiente, hay alguien que reacciona de manera más que evidente o, incluso, que me hace un comentario que no deja lugar a dudas.


Catalepsia

Ahora viene lo de los episodios de catalepsia. Resulta que tengo yo un teléfono que, de vez en cuando y, sin motivo que lo justifique, se queda muerto, sin signos vitales. Mal lo de las “psicofonías”; pero... tener que convivir con un teléfono - cadáver en tu casa... la primera vez que me sucedió, yo estaba muy perdida, no sabía muy bien si dejar el teléfono donde estaba o meterlo en el congelador, no fuera a ser cosa de que empezase a oler mal. Me decidí por dejarlo donde estaba; que lo de colocar un teléfono muerto junto a la menestra congelada... me daba aprensión. ¡Sabia decisión! Al cabo de un tiempo, también de repente y sin motivo, el teléfono volvió a tener constantes vitales.

Éste no es un fenómeno aislado, se repite de vez en cuando, aleatoriamente. Cada vez que sucede me pongo hiperactiva, empiezo a maquinar soluciones a cámara rápida: sustituyo el teléfono por otro, nada, tampoco funciona; busco otro teléfono y llamo a la compañía telefónica local, la línea funciona perfectamente. Vamos que, si no me da por iniciar un proceso de reanimación con un desfibrilador de esos de las series de hospitales es porque yo no tengo de eso en casa. Luego, poco a poco, paso al modo sensato y me doy cuenta de que mi acelerón solucionaproblemas resulta inútil, así que me decido a esperar, a que, como siempre, el teléfono, por arte de magia, vuelva al mundo de los vivos.

Aunque, si soy sincera, esto de la catalepsia no sé muy bien si encuadrarlo dentro de lo paranormal o si es que, mi teléfono tiene vida propia y lo hace a posta. A veces lo he pensado: le doy muy mala vida; podría decir incluso, que soy una explotadora de teléfonos. Hablo muchísimo y, tal vez, él se canse o, más probablemente, se aburra, de mis excesos comunicativos. ¿Y si me encuentro ante una medida de presión? ¿Tal vez una huelga? Tengo un argumento que podría justificar esta teoría tan descabellada: es curioso que muchas de las veces en las que a mi teléfono le ha dado por entrar en estado comatoso, han coincidido con situaciones en los cuales el tener línea fija resultaba no sólo necesario sino imprescindible (una avería doméstica bastante seria; un fin de semana de tener que guardar cama...); vamos, ¡ni adrede!.

Las cifras misteriosas

No sabría qué nombre darle a esto; quizá lo más aproximado fuese “fenómeno Bélmez digital”. No es que misteriosamente aparezcan caras dibujadas en el suelo de la cocina, ¡que va! Esto era en el Bélmez original. Lo mío es más actual, más... ¡tecnológico! El soporte era un identificador de llamada. Un artilugio que, aparentemente, funcionaba de manera normal: en el momento en el que sonaba el teléfono, aparecía en la pantalla el número que me estaba llamando; hasta aquí, nada raro, un identificador de llamada que identifica la llamada. Pero este chisme tenía, además, una “función” extra que no aparecía en el libro de instrucciones. En el transcurso de la conversación iban añadiéndose cifras al final del número. Cada cifra que se añadía coincidía con un ruido extraño. Era un fenómeno parapsicológico muy completo ya que incluía una parte visual (las cifras que iban añadiéndose en la pantalla) y auditivo (el ruidillo que se oía al mismo tiempo).

Yo estaba tan emocionada; tenía algo tan mágico y misterioso en mi casa ... Supongo que debería haber consultado el tema con un Merlín encantador; un mago que me hiciese pensar que mi teléfono era una línea directa con los etéreos espacios ... pero cometí un error, se lo conté a mi amigo Cuadriculado: mente lógica, formación técnica y pies en el suelo. En unos minutos acabó con mi magia y mi misterio. Ni siquiera tuvo el detalle de darme una bonita explicación, ¡que va!, unos puntos concretos y ... con eso, pretendía que yo ya me diese por satisfecha.


  • El teléfono hace esas cosas porque está pinchado. Cosa previsible: trabajas en La Oficina.
  • Nada de psicofonías: el pincha que está en medio de la línea distorsiona las voces de los que hablan contigo.
  • ¿Pero tú crees en la telepatía? Te escuchaban y repetían lo que habías dicho por teléfono. No es tan complicado.
  • Catalepsia. Mira que tienes fantasía. ¡¿Cómo va a tener episodios de catalepsia un teléfono?! Eso es que te cortan la línea, hoy en día hay muchos medios para ello.
  • Cifras misteriosas... cada vez que se añade un pincha, aparece una cifra más en la pantalla.
Supongo que es más realista y verosímil la explicación de Cuadriculado. Pero, a mí que me gusta más lo de la telepatía y todo eso; creo que resulta menos inquietante.






18 comentarios:

  1. Hola: Con mucho humor has contado tu lucha con el telefono. No creo que sea ni lo uno ni lo otro, posiblemente compraste un telefono defectuoso. Pinchar un telefono no es fácil mas bien lo contrario es bastante dificil, asi que tranquila. Cambia de telefono y verás como se te arreglan todos los problemas.

    Un abrazo

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  2. Pues las últimas explicaciones parecen las más lógicas incluso para alguien que no siguiera tu blog. En cualquier caso estos cachivaches tecnológicos los carga el diablo...

    Yo tuve un equipo de música que sintonizaba con frecuencia las conversaciones telefónicas de mis vecinos,yo no es que fuera un espía ni mucho menos... aunque en aquel momento de los ochenta leyera mucho a John Le Carte, Frederick Forsyth y Agatha Christie ;D

    Buen finde!!!

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  3. Pues yo creo que en realidad tu teléfono tiene personalidad, no puedo demostrarlo, pero me parece una explicación más simpática (aunque bastante menos lógica) que lo del pincha, ¿no? XD.

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  4. Pero donde trabajas???? en la ONU, en la CIA, en una fábrica de armamento ilegal????
    No sé si seguir leyendote ya que cada vez me corroe más la curiosidad....
    pd. VOY A SEGUIR LEYENDOTE PORQUE ESPERO QUE VAYAS DANDO PISTAS Y AL FINAL PUEDA DESCUBRIRLO!!!!

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  5. Jajajajaja, ¡te adoro, María! Me encanta leerte al despertar. Extrañaba mucho estas entradas misteriosas y terroríficas que suceden en ciudadadoptiva.
    Mira, yo tengo un canal de tv que sintoniza la radio de la policía. He escuchado cada conversación que me he quedado con la boca abierta y más temerosa que nunca. Me encantaría que un día se colaran las conversaciones de Los Especiales, de esos que trabajan en La Oficina y así poder contarte lo que en realidad están planeando.
    Te mando un beso gigante, y gracias por esta entrada tan mágica que me hizo volar la imaginación como pocas veces. Una entrada excelente :))))

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  6. ¡¡Que que tu teléfono es primo del mío!! Cuando sepas a ciencia cierta lo que le pasa me lo dices, por favor. Y además ya es segundo que tengo así con esos achaques..., en fin, todo un misterio. Y en pinchar mi teléfono nadie se va a molestar, eso fijo.

    Besitos.

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  7. Jajajajajajaja me parto, es que me parto. Hace años teníamos un portátil y la luz del cargador de la batería seguía encendida a pesar de estar desenchufada. Mi hermana siempre estaba diciendo que le daba mal rollo. Es lo más paranormal que me ha pasado con un aparato eléctrico.

    Bueno mi móvil es un pesado. Cuando se queda sin batería no para de pitar, incluso cuando está en modo silencio. hay que apagarlo a me vuelve loca.

    Grande pero que muy grande el post.

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  8. Los teléfonos son poco de fiar porque hacen cosas muy raras, pero el tuyo riza el rizo. Por si acaso, no lo pierdas de vista.
    Un abrazo.

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  9. Buenísimo "post".Yo en los noventa tuve el fijo pinchado y si creo que son los especiales.
    Ayer me subí en un taxi en Luxor con dos desconocidos y de noche y me acordé de tí, porque llegu;e a puerto entera, claro.

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  10. El post no es ficción. Mi teléfono está pinchado, incluso los "pinchas" me lo han dicho y demostrado. Podía enfocarlo de muchas formas, y me he quedado con ésta, frivolizar acerca del tema. Por eso he metido la parte paranormal (que, por supuesto, es todo inventado; lo de mi teléfono es real, nada de fantasmas). Como necesitaba una especie de narrador que todo lo sabe, para que nadie se quedase sin saber de qué iba el tema, he utilizado a un amigo, a Cuadriculado. El personaje es real, supongo que todos tenemos un amigo que encaja en esa descripción; pero, aunque abuso de vez en cuando de sus conocimientos, he puesto en su boca algunas cosas que él no ha dicho (estoy segura de que no va a enfadarse; más que nada porque ningún amigo ni conocido sabe que existe este blog; así me siento mucho más libre escribiendo).

    Besos a todos y gracias por vuestros comentarios

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  11. Chus,

    Bienvenida. Gracias por pasarte por aquí. El teléfono está realmente pinchado; de hecho ya no sé ni la de teléfonos de todas marcas y colores que he comprado ya. Incluso he vivido en diferentes pisos y...¡siempre lo mismo!

    Un abrazo

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  12. Alcorze,

    Si todavía conservas ese aparato de música, tengo una vecina cotilla que creo te lo compraría por el precio que le pidieses ;)

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  13. Doctora,

    Me encanta lo de la personalidad de mi teléfono. Eso significa que tal vez un pedagogo pueda educarlo o un psicólogo tratarlo o...

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  14. Chica de la Farmacia,

    Gracias por un comentario tan elogioso. Después de leerlo me he sentido como esas mañanas en las que te miras al espejo y te dices "hoy tengo el guapo subido".

    Ese canal tuyo que comentas debe de ser casi un canal para adultos. ¡No quiero ni pensar lo que debes de oir!!!

    Besos

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  15. Campoazul,

    Si estás segura de que no está pinchado... no sé... ¿por qué no pruebas a darle un golpe? ¡A veces funciona!!!!

    Besitos

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  16. Disancor,

    Sí, la verdad es que mi teléfono ya se pasa de la raya.

    Otro abrazo

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  17. Pseudosocióloga,

    Noooooooo. Has incumplido una de las reglas de oro de toda mujer independiente que se sube en taxis no oficiales: ¡los desconocidos, siempre, de uno en uno!!!!!!!!! Lo tuyo ha sido empezar a lo grande ;)

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  18. Pilar,

    Mi trabajo es normal. Soy secretaria. Mi trabajo es perfectamente legal (y eso que lo de la fábrica esa suena tentador ;) ) y no trabajo para ningún servicio secreto.

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